lunes, 9 de febrero de 2009

Mi sueño no me deja dormir, no proviene de mí, no lo sé, pero me da su espalda. Su nobleza postrada se adjunta a mi alrededor. Yo me levanto como un cíclope, yo rompo mis espacios, como la vida tengo dos décadas en la tierra, y un Dios en los ojos . Sé que la palabra concretará todo sonido del abismo con sus redes y no hay miedo. Se desprenderán de mí los guijarros los nombres que nunca huyeron. Lo que yo tengo no son sueños, son águilas volando piedras que se arrastran por no llegar al mar, es absurdo pensar en una mujer danzante, en un niño que mira la tarde y abraza a su padre. Yo no poseo los dones de mi madre, pero me anega la madrugada Tengo buena visión, y buen significado del mundo. Un manantial se levanta dentro de mí, la muerte no me pertenece ni la vida, el placer de estar extinto hace de mi sed una sequía, a oscuras lo único que sacrifico es una mirada que se oxida en mis estertores.

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