
consolador de un sano remedio,
que calma el desamor y anula el tedio
de no poder andar por donde la vida vino.
Me inundan esperanzas, que aunque verdes sean,
en las noches sin fin y días que no terminan
son como palomas que por cien mares navegan
y en los silencios del alma sus huellas dejan.
Despertares de horizontes infinitos.
Murmullos y sollozos de desalientos muertos.
Amargos encuentros de amores vanos.
¿Dónde está el sentido? ¿Dónde los lamentos?
Brava es la mar y azul el firmamento,
más los sueños de otoño son cerrados laberintos
que entre hojas sin vida se lleva el viento.
¿Dónde está el sentido?¿Dónde los lamentos?
Pájaros de mudo canto, solo vuelan, solo miran
y entre rama y rama con nostalgia suspiran.
Son como luces que iluminan la mañana
y en mi pensamiento, fugazmente anidan.
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