
Al vuelo 403 llamaron
rezaste el Padre Nuestro en el adiós
mordiéndote la rabia y la tristeza
valiente te pusiste el cinturón
y el sol quiso abrazarte esa mañana
pero ya estaba escrita, tú última canción.
No he podido olvidarte amiga mía
pues el tiempo agranda tu recuerdo.
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